En mayo de 2013, Román Rodríguez tendría una de las mayores alegrías deportivas de su carrera con el título y ascenso conseguido en el Torneo Federal de Básquet con Unión de Santa Fe. Fue una definición tremenda, con una remontada histórica, ya que caía 2-0 en la serie y la ganó 3-2 de visitante en el desempate.

Pero el cuarto partido fue el que marcó a fuego a Memo en el corazón de los Tatengues. Con el juego 70-69 por dos libres de Barrio Parque, Unión tenía 2 segundos para responder desde debajo de su tablero con la obligación de anotar para no quedarse afuera.

La pelota llegó a manos del alero pilarense y desde tres cuarto de cancha, sacó el tiro más importante de su carrera. Bombazo y explosión en el estadio por el 2-2 en la serie. Y la historia tuvo final feliz completo, porque Unión ganó el título en Córdoba en el quinto encuentro.

“Es una parte importantísima de mi carrera basquetbolística. Es emocionante. Vuelvo a revivir un montón de cosas de esa noche que fueron tremendas”, cuenta Román desde Paraná, su lugar en el mundo donde formó su familia y está atravesando la cuarentena, en charla con La liga.

“Hace un tiempo, cuando era más reciente y me relacionaban sólo con ese tiro, me causaba algo de fastidio. ‘No es lo único de mi carrera meter un triple’, pensaba. Después, lo empecé a aceptar que era algo muy importante y lo disfruto mucho”, confesó quien terminaría como goleador y MVP de las finales que le dieron el ascenso al Tatengue.

“Hay muchos jugadores de básquet que sueñan con ese momento y que me haya tocado vivirlo me hace sentir un privilegiado”, agregó.

“Me pongo a pensar en la situación que estaba el equipo, 2-1 abajo y a punto de perder una final. Me llega el pase, si esa pelota iba afuera, chau, se terminaba todo”, describió.

“Fue un domingo a la noche y el miércoles había que jugar el quinto partido. Lo que sabía era que si el miércoles no éramos campeones, no iba a tener la relevancia que tiene hoy”, aclaró.

“Hasta el día de hoy nos seguimos juntando con ese grupo. Los fines de año comemos un asado y empezamos a hablar de esa temporada, a recordar anécdotas, como que todos llegamos a la conclusión que. La personalidad que mostró ese equipo de Unión fue tremenda”, sentenció Memo.

Cuarentena familiar

“Cuando empezó la cuarentena le pedí al asistente toda la serie. El quinto partido, lo que jugamos, fue tremendo. No sólo fue carácter, jugamos muy bien al básquet. Fue un lujo”, aseguró Memo.

En esta etapa de cuidado de pandemia del Covid-19, el pilarense de 34 años fue cambiando de humor.

“Estoy viendo el lado positivo. Al principio estaba con la ilusión que se podía volver a jugar. Estaba entrenando y preparándome. Falto de básquet, pero físicamente bien. Cuando llegó la suspensión definitiva, me pinché, estuve ofuscado”, confió.

“No es que vas planeando tu final, pero son las últimas temporadas. Se juntaron varias cosas que producen enojo y fastidio. A la vez, estoy en mi casa, con mi mujer y mis hijas. Estoy disfrutando de tiempo de calidad con ellas”, remarcó.

“Es algo muy importante porque cuando estuve en Concepción y San Justo, esos 3 años a mi hija la veía por fotos y fines de semana. Canalicé por ese lado y esta etapa la voy a disfrutar”, afirmó.

Por más Memo

Más allá del aislamiento social obligatorio y el final de la temporada Federal, Román Rodríguez regresó a los entrenamientos personales por exigencia propia.

“Estoy entrenándome con el preparador físico del club con el que entablé una amistad. Las semanas en las que se paró el torneo, no hice nada y hasta elongar me costaba. Me volví a mentalizar”, describió Memo.

-¿Quedan otros tiros que marquen historia?

- Ojalá. Por ahora entrenando el físico. Las temporadas que queden las quiero jugar en un nivel bueno y estar a la altura.

Nota de Walter Cricrí en El Diario de Pilar